Aprendizaje
I
Deslizaré la mirada en caricias,
dejaré que recorra tu cuerpo
(palpitante aún, ya tácitamente
de mujer)
Me detendré apenas a respirar un
botón
que al frío del aire que lo
desnuda
y la presión imperceptible de mis
ojos
se mantiene firme, terso y
anhelante
como firme, tersa y anhelante tu
voz
me ha ido contando el día que nos
enamoramos.
II
Recorreré en círculos tu cuerpo
como un caracol dejando un
pequeño rastro abrillantado:
cada pequeño detalle, cada
estremecimiento
con los que tu piel, fue
respondiendo al incontable deseo.
Querré entonces recorrerte
infinitamente en círculos
cada vez más tiernos
cada vez más feroces
como un gato acechando
una oscuridad en celo que ya
conozco
una mariposa aleteando a la
corola de una flor
que húmeda y ya no tan secreta
se disimula a la distancia de un
par de palmos.
III
Me abrumará (lo sé) una sensación
irreal de felicidad
al punto que temblarán un poco
las manos
acaso la voz.
Preguntarás inquieta si estoy
cansado
si ya me hartaron tus historias
si ya la caricia no quiere mayor
avance.
IV
Cerraré entonces tus labios con
un beso.
Te pediré que continúes
que continúes por siempre,
que sigue siendo hermoso y puro
tu cuerpo
y ligeros y necesario los besos.
Y no diremos nada más
(al menos no en palabras)
pues irrumpirá de nuevo
enamorado
el otro lenguaje
que hoy aprendimos para siempre.
Comentarios
Publicar un comentario